"Garbanzos negros" dijimos, que forman parte de algunos partidos políticos. Casta freudiana que utiliza la "Copa de Cadmio" para amargar proyectos contrarios a sus intereses. Tratan de interrumpir la evolución de ideas positivas que consideran opuestas a sus intentos de dominio.
Debemos considerar que el Universo es ejemplo de revolución continua, ordenada y necesaria. Nunca fuera de leyes universales. La sociedad actual, globalizados hoy sus derechos, necesita con urgencia una revolución de los valores que han sido corrompidos. En caso pasivo, o contrario, la economía Jurídica de los Estados podrá mejorar, pero no la de sus gobernados.
El paro jamás alcanzará valores óptimos de empleo. Ni Europa, ni España, ni otras naciones de la Comunidad Económica Europea que sufren esta lacra podrán conseguirlo.Tal propósito no depende de ellos en su totalidad, sino de los empleadores.
Esta situación grave se produjo en España con más intensidad, estando el partido Socialista en el Gobierno, y a consecuencia de factores especulativos, agiotistas, corrupciones y excesos económicos de entidades bancarias. Por mucho que proclamen ante sus bases que podrán resolver dicho problema si de nuevo son llamados por ellos a la representación del Estado; nadie, absolutamente nadie, podrá creer tan ingenua fantasía. Ni siquiera sus correligionarios, aunque los voten.
Tampoco el Gobierno actual posee hoy una "varita mágica" precisa. Usan la batuta lógica para dirigir la orquesta económica del Estado. La muchedumbre de parados,seguirá en espera del milagro que consagra nuestra Constitución: "recibir un salario justo, y una vivienda digna," por cuanto muchos habrán perdido la suya durante el tedio odioso de la espera.
Es necesario enfrentar la verdad, decirla sin aspavientos y ni demagogias. Arriesgar cuanto sea preciso arriesgar aunque sea el voto. Es digno y lo merece el pueblo, ese pueblo sufrido al que pertenecemos todos los españoles. Aquellos y estos, que apostaron por un proyecto democrático con ilusión, olvidados ya de pasados rencores y abiertos sus brazos a cuantos fueron contrarios trágicos del drama de sus vidas. !Ustedes, y todos los gobiernos que deban suceder, se lo deben¡. Como también se lo deben a la persona honrada que cooperó con eficacia a democratizar a España. Una España que también cooperó después, con elucubraciones de partidos, al desgaste político y personal del Excmo. Sr. Don Adfolfo Suarez, Presidente de su primer Gobierno Democrático.
Más grave el paro, porque se ha producido en un tiempo que la mayoría de ellos estaban en edad poco propicia para encontrar nuevo puesto laboral. Ahora, con el transcurso del tiempo transcurrido en situación precaria, es necesario admitir que estos trabajadores no serán nunca contratados por las empresas. Disponen de jóvenes que están en situación igual que la suya.
Europa se encuentra también con un paro importante. No sirve añadir que Alemania goza de un crecimiento económico mayor que el de otros países de la Unión Europea, a donde emigran trabajadores de otros países, y principalmente españoles, que encuentran empleo. Allí ocurre como en España, muchos emigrantes tienen trabajo y no por eso alemanes y españoles gozan de la situación misma.
La actividad de todos obra sobre todos y viene a configurar constante común con el hecho histórico. La manera de ser y hacer del individuo, su circunstancia social y política,la capacidad económica de que dispone, constituyen factores imprescindibles
Así mismo, la autonomía empresarial, y el hecho de burocratización, intervienen más o menos directamente, y caracterizan signos de poder dirigidos y controlados por estados mayores elegidos a través de representaciones indirectas. Muchos sindicatos de asalariados están sujetos a estas circunstancias.
Tenemos deber moral de unificar voluntades y recursos en favor de la sociedad misma y el individuo. Para conseguir su eficacia es imprescindible obrar con sinceridad. Porque las promesas son buenas seguidas de realidades, pero no de falacias donde se recoge la cosecha indigna de un sembrado de ortigas y de cardos.
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