La sociedad mundial se encuentra envuelta en un dilema. También los partidos políticos. El intento de sus dirigentes trata de hallar sentido practico perfectivo a los proyectos elaborados para futuro, con motivo de mejorar las condiciones sociales y humanas de sus gobernados. Que sea posible o no, depende mucho de circunstancias imponderables y comportamiento individual de los gobernantes. Riesgo que sufre el resto del cuerpo social y alcanza a las comunidades económicas internacionales.
Cuantos valores positivos posean las personas físicas: Cultura, honestidad, y constancia, mejor servirán al conjunto de la de la sociedad, de cuyo seno, surge la vocación política y servicio abnegado necesario para resolver cuestiones problemáticas que afectan a los intereses de todos.
Aquellos procesos contrarios a los propósitos dignos, degeneran en aberración y deterioran el proyecto básico de gobierno. De la actividad del conjunto gobernante depende la solución eficaz de del bienestar general. Motivo por el cual existen ideologías distintas que tratan de reponer los mecanismos de dicho bienestar perdido o mutilado, como consecuencia de intereses personales o de grupo. De donde se sigue la necesidad ineludible de ejercer con honestidad los atributos del cargo confiados a su servicio.
Todos tenemos deber de imponer sentimientos y actitudes nobles contrarios a nuestras tendencias instintivas e intereses personales. Cuestión dolosa que subyuga las esencias puras de cualquier forma de poder. Fueron y existen efectos económicos sociales producidos o derivados de estas maneras nefastas de conductas: México, por ejemplo, durante la época revolucionaria (1912), tuvo pérdida grave de ganadería; regiones alemanas del Este quedaron improductivas después de la guerra mundial última.
En Polonia e Italia, hubo conmoción general culminado el triunfo de la "Revolución Francesa." Partidos liberales produjeron detracción económica considerable y deterioro político social. De otra parte, los polacos patriotas medulares, sufrieron que sus territorios fueran arrasados por potencias vecinas. Alejandro I, dueño del más extenso, impuso una Constitución que no interesó al pueblo. Sus patriotas y revolucionarios levantaron a la Nación en armas contra Rusia, y la Dieta polaca proclamó la independencia. Después, como ocurre siempre, la diplomacia trató de justificar el motivo político de intervención militar.
Dicen que "un garbanzo negro no estropea a un cocido," pero lo deja en trance de oler mal: Alemania, como consecuencia de la revolución de los nobles contra la jerarquía eclesiástica; Francia, por su Revolución burguesa; Inglaterra, como consecuencia del conflicto feudal contra los señores. El poder de los emperadores contrario al de los pontífices que deseaban restablecer el derecho eterno. Los puritanos y Cromwell, no pretendieron lo mismo con el real, aristócrata y burgués, más bien el Reino de Dios. Los militares bolivianos por remplazar al Gobierno con una Junta de su Autoridad en 1968.
Rusia tuvo su revolución de intelectuales "razochintzy," y España sus revoluciones, que culminaron con la guerra incivil de 1936, después de instaurar la Constitución de 1931 y ocupar el poder desde 1931 a 1934, y desde esta año hasta 1936. Robespierre y Mirabau, aspiraron a establecer técnicas nuevas sociales, y Marx, a humanizar al hombre mediante su vuelta a un estado primigenio de unidad comunista.
Desde Gandhí y Nerhu, hasta Nasser y Nkurmasch, podemos contemplar ideologías revolucionarias decididas a instaurar políticas dominantes, y talibanistas. "Garbanzos negros" que destacan en el panorama social de la historia universal.
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