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Si examinamos problemas que acontecen este milenio en las naciones miembros de la Comunidad Europea, y le echamos un vistazo a la situación política de gobernación de España, nos daremos cuenta en seguida de que muchos periodos de la historia fueron jalonados con situaciones parecidas. Hecho, que en este caso, resulta devenido por razón disciplinada de los diputados con la Jefaturas de sus Partidos. De tal manera que, el Congreso y el Senado, parecen ser feudo de este principio. Mientras los acuerdos entre partidos para formar gobierno no se realicen, todos los actores seguirán afectados por el síndrome de Arqui-me-des; porque los ocupantes de los escaños solo podrán esperar el maná de sus emolumentos; con júbilo y alegría mayor, para quien por pasar a un grupo mixto, se embolsará, 7000 euros mensuales.
¿No es lógico suponer que el pueblo llano, menos soliviantado por los crucigramas políticos, piense que en esta Democracia sus ciudadanos se han vuelto tontos? ¡Es lógico. Y lo menos que pudiera pasar! Porque las Leyes que rigen los estados de Derecho, votadas en esas Cámaras, no siempre tienen principios y finales de legitimidad, y algunas atesoran las desgracias que dieron valor a las promulgadas por dictadores que las dictaron.
¡El demonio, del Demonio! ¿Se habrá dado una vueltecita por el Hemiciclo? ¿Se tendrá que utilizar algún exorcismo para que alivie las aerofagias políticas que está provocando en los interesados por detentar el poder, y así dejar de incordiar al pueblo? A lo peor, les puede ocurrir, - y de hecho, parece que les está sucediendo- algo parecido a los siete reyes que gobernaron Roma, desde 753 hasta 552 a. de J.C. El primero fue Rómulo, su fundador; y el último, Tarquino. Fueron los hechos tan sin sentido común, y sus beneficios tan exagerados, que después en la República se llegó a dudar hasta de la existencia de los reyes.
Pero en la República última de Roma las coaliciones para gobernar, por culpa de sus conflictos no permitieron llegar a un entendimiento formal, porque en el fondo de sus propósitos escuchaban los interesados el pulso tirano y apetecido del poder. La revolución que invalidó a la República, comenzó como todas, por una gran crisis económica aprovechada por los tunos violentos agitadores, que pedían gritando sus derechos legítimos.
¿Pero qué es legitimidad? Asunto del que en informes anteriores decidimos ocuparnos: demostrar que algo es legitimo, no es tarea sencilla, toda vez que precisa advenir, o devenir, de un principio que lo establezca. Lo cual significa que tanto el razonamiento filosófico; el hecho del Derecho; la Causa física de la Naturaleza, y las creencias religiosas acerca de la existencia de un Dios moralista, intervienen y disputan el origen y procedencia de toda legitimidad.
Conforme con un razonamiento personal, legitimar algo, sea lo que sea, supone que no podemos hacerlo de autoridad propia, por lo que se precisa de un valedor capacitado para otorgar. Tampoco el Estado en puridad, posee el origen de esta fuente. Para que exista Estado, tiene que haber un pueblo que lo precise, y este se compone de familias que no pueden otorgar lo que ninguna de ellas posee. Luego hay necesidad de recurrir y buscar su origen en otra entidad superior, en cuyo nombre se recibe y otorga. ¿Pudiera ser la Ley Natural y el derecho consuetudinario?
Admisible, en cuanto afirmemos la existencia divina de su origen, porque las leyes naturales, por razonamiento lógico, proceden de una causa capaz de originarlas, y esta causa es, o tiene que ser moralista, por cuanto constituye principio de todo lo que es legitimo. Por otra parte está de conformidad con las creencias mantenidas y estudiadas por el hombre desde el comienzo de su existencia. De manera que la costumbre admitida como Ley viene a reforzar este criterio.
"Nada se crea, ni nada se destruye", solo hay transformación de materia. Ley admitida por Ciencias Físicas, viene a demostrar la existencia de una causa permanente, capaz de producir estado constante de la materia. Como consecuencia de este principio, la Causa dejaría de ser Causa para cambiar su estado . Más como toda la materia sigue cumpliendo esta ley, es de suyo lógico admitir que dicha Causa es diferente.
Si negáramos a la legitimidad filiación divina, resultaría que el poder civil tendría derecho legal para otorgar, pero no legitimo, por dos razones fundamentales: primera, que en gobiernos dictatoriales, y absolutistas, el mandatario no podría otorgar lo que en sí mismo carece. Motivo por el cual basaron su mandato en un acto que otorgaba procedencia divina. Segundo, que en los Estados no confesionales, dicho poder es sustituido por los instrumentos de gobierno, lo cual en casos determinados es legal conforme con su Constitución; pero ilegitimo respecto a su origen. De manera que siguiendo este orden de razonamiento resulta la siguiente reflexión:
1. La persona carece de este poder, por cuanto para otorgar causas menores precisa de un valedor que de fe, es decir, un Notario que tiene atribuidas esta facultades. 2. El Estado como tal, está compuesto por personas, las cuales no poseen esta capacidad por cuyo motivo tampoco pueden otorgarla; ni por sí, ni en conjunto. 5. Es pues de origen superior la fuente que posea esta capacidad, y por lo deducido solo cabe suponer origen divino. 6. Los estados, a través de sus órganos de gobierno, y conforme con sus constituciones, pueden dictar leyes legales, pero no legitimas con respecto a su puridad.
Desde que el hombre tuvo capacidad para entender el mundo en el que vivía, buscó la causa y origen de su existencia; bien por influencia infusa, o por deducción. En ambos casos atribuyó todo lo creado a la obra de un Ser superior: Divinidad, o divinidades; Dios o dioses. Como consecuencia de estas creencias, que además causan estado por fuerza y ley de la costumbre, en el Libro del Manú se expresa la procedencia de legitimidad, autoridad, y dignidad, que Santo Tomás de Aquino expreso "·como Derecho justo". Dice así el libro: "CUANDO EL MUNDO, PRIVADO DE REYES, SE HALLASE DESCONCERTADO POR EL TEMOR, DIOS, PARA LA CONSERVACIÓN DE TODOS LOS SERES, CREÓ UN REY TOMANDO PARTÍCULAS ETERNAS DE LA SUSTANCIA DE INDRA, DE AÑILA DE YEMA, DE SURMA, DE TACHANDRA Y DE CURVERA...".
Las religiones creen en la existencia de una divinidad moralista a quien otorgan toda potestad creadora. De manera que fuerza es admitir que toda legitimidad procede de su Ser superior. Por tanto, los ateos, en los regímenes de mandatos republicanos, liberales, y democráticos, al menos, deben creer en el poder de la mayoría, la cual profesa alguna clase de religión.
Según esta manera de pensar, la legitimidad, de suyo, es causada por Dios. El Papa León XIII, en su Encíclica "Inmortale Dei", afirmó: "NO PUEDEN LAS SOCIEDADES POLÍTICAS OBRAR EN CONCIENCIA COMO SI DIOS NO EXISTIESE, NI VOLVER LA ESPALDA A LA RELIGIÓN COMO SI LES FUESE EXTRAÑA, NI MIRARLA CON ESQUIVEZ Y DESDÉN COMO INÚTIL Y EMBARAZOSA. INCLUSO, AÚN CUANDO LOS GOBIERNOS FUERAN TODOS ATEOS, Y RECONSIDERARAN AL HOMBRE PRODUCTO DE LA NATURALEZA, TIENEN OBLIGACIÓN DE SER RESPETUOSOS CON LAS CREENCIAS DE LOS DEMÁS, Y ADMITIR COMO LEGAL CUANTO EMANE DE DICHAS CREENCIAS POR MEDIO DE LA MAGISTRATURA PROBADA DE LA IGLESIA, CUYA LEGITIMIDAD DIVINA TIENE CAUSA EN EL PRINCIPIO DE TODA LEGITIMIDAD. AMBAS CONTIENEN NOCIONES ONTOLÓGICAS, ADVENIDAS TAMBIÉN DEL CONOCIMIENTO INFUSO QUE LEGITIMA LA EXISTENCIA, DE CUYA VERDAD, DEVIENEN LOS DERECHOS GENERALES Y LAS LEGITIMACIONES TODAS"
Como consecuencia, debemos admitir que Dios es causa única de legitimidad, de donde proceden todas las potestades, lo cual es más propio y fiable de contenido veraz, que la legitimidad otorgada por el poder civil devenido de las personas, cuya ejemplaridad política en los gobiernos, resulta en muchos casos consecuencia de su mal proceder. Tal reconocimiento del origen de toda legitimidad presupone acto volitivo de conciencia que integra a la voluntad libre, lo que además es necesario y aconsejable para mantener una vida moral de relación.
Seguir este razonamiento, significa admitir que todos los seres humanos, incluso quienes sostengan ideas contrarias, están incluidos en esta afirmación, y la practica de reconocimientos ilegítimos no excluyen el origen de su principio. Por tanto el concepto de universalidad, contiene la libertad necesaria de quien recibe el acto legitimado procedente de la Causa que lo otorga. Se sigue de el hecho por el cual, de no haber habido el libre albedrío, ni el Derecho; las Leyes; la Justicia; los premios; y los castigos; carecerían de valor alguno.
Todos los actos que realiza el hombre, existen fuera de él antes que el hombre mismo, e independientes de su elección, por donde deducimos que toda legitimidad está por encima de su poder. Confirma esta deducción la Ciencia Biológica al demostrar que,"toda célula proviene de otra célula", y "todo cromosoma de otro cromosoma". Luego fuerza es admitir que la causa primera de su origen es superior a la materia, por tanto, la Causa primera, que no es efecto de ninguna maquinación política; ni de acontecimientos materialista infundados; ni promulgada por intereses engañosos, es inmanente e infusa en la naturaleza humana, causada de su Causa.
Según Santo Tomas, criterio católico, la ley natural es, "...LA LEY ETERNA MANIFESTADA POR LA INTELIGENCIA EN LA CRIATURA RACIONAL". De manera que, la ley positiva, y la eclesial, resultan ser Ley Natural, o derivadas de la misma. Razón por la cual las ideas de Rousso, Hobbes, y Kant, relativas a la definición del Estado, no pueden servir como argumentos para suponer que tal entidad artificial sea causa de toda legitimación. Por lo que negar su Causa divina se opone a la realidad del libre albedrío que debe estar ejercido dentro de un fin moral.
Fue el pensamiento del Liberalismo político el que introdujo y proclamó como sistema "...LA INDEPENDENCIA DE LA RAZÓN Y LA VOLUNTAD HUMANA RESPECTO A DIOS". Criterio que permitía negar toda legitimidad procedente de causa divina. Teoría que justificaba la necesidad de independencia entre el Estado, y la Iglesia. En relación con está idea, Pio IX, en el Breve del día 18 de julio de 1871, advertía: "ESAS MÁXIMAS PERNICIOSAS, LLAMADAS CATÓLICO-LIBERALES, ÉSAS SÍ, ÉSAS SON VERDADERAMENTE LA CAUSA DE LA RUINA DE LOS ESTADOS; ÉSAS HAN SIDO LA PERDICIÓN DE FRANCIA. CREEDME: EL DAÑO QUE OS ANUNCIO ES MÁS TERRIBLE QUE LA REVOLUCIÓN, Y MÁS AÚN QUE LA COMUNE. SIEMPRE HE CONDENADO EL LIBERALISMO CATÓLICO, Y VOLVERÉ CUARENTA VECES A CONDENARLO SI ES NECESARIO".
Testimonios que afirman la legitimidad procedente de causa divina se connotan por la profecía judío-católica pronunciada muchos años antes de que la misma se cumpliera. Fue probada después por los hechos históricos: Doscientos años antes de la caída del Imperio Medo-persa, el profeta Daniel desterrado con los demás judíos a Babilonia, predijo su quebranto, causado por ataque rápido del ejercito griego, Grecia, por entonces, estaba representada por un macho cabrio que tenía un cuerno de gran tamaño: "Y EL MACHO DE LAS CABRAS, POR SU PARTE, SE DIO GRANDES ÍNFULAS HASTA EL EXTREMO. PERO EN CUANTO SE HIZO PODEROSO, EL GRAN CUERNO FUE QUEBRADO, Y PROCEDIERON A SUBIR CONSPICUAMENTE CUATRO EN LUGAR DE ÉL HACIA LOS CUATRO VIENTOS DE LOS CIELOS" (Daniel: 8: 17; 20, 21, 8-8). ¿Como se cumplió esta profecía y de donde procede su legitimidad?
Fue Alejandro Magno quien quebró el Imperio Medo-persa el año 331 a. de J.C. y murió él después víctima de paludismo cuando tenía 32 años y era Emperador, (323 a. de J.C.). De su esposa Roxana tuvo un hijo, y de Basiana otro natural fuera del matrimonio. Ambos trataron de dominar el reino juntos con su tío paterno. Como consecuencia de la batalla de Ipso, el Imperio fue dividido entre cuatro generales: Nicatos, Seleuco, Lago, y Petlomeo, pero ninguno tuvo el poder de Alejandro. Por lo tanto, se cumplió la Profecía dicha por Daniel que era católico, y cuya legitimidad solo podía provenir de una fuente superior que era su causa,. Hechos avalados por la historia.
Conforme con un razonamiento personal, legitimar algo, sea lo que sea, supone que no podemos hacerlo de autoridad propia, por lo que se precisa de un valedor capacitado para otorgar. Tampoco el Estado en puridad, posee el origen de esta fuente. Para que exista Estado, tiene que haber un pueblo que lo precise, y este se compone de familias que no pueden otorgar lo que ninguna de ellas posee. Luego hay necesidad de recurrir y buscar su origen en otra entidad superior, en cuyo nombre se recibe y otorga. ¿Pudiera ser la Ley Natural y el derecho consuetudinario?
Admisible, en cuanto afirmemos la existencia divina de su origen, porque las leyes naturales, por razonamiento lógico, proceden de una causa capaz de originarlas, y esta causa es, o tiene que ser moralista, por cuanto constituye principio de todo lo que es legitimo. Por otra parte está de conformidad con las creencias mantenidas y estudiadas por el hombre desde el comienzo de su existencia. De manera que la costumbre admitida como Ley viene a reforzar este criterio.
"Nada se crea, ni nada se destruye", solo hay transformación de materia. Ley admitida por Ciencias Físicas, viene a demostrar la existencia de una causa permanente, capaz de producir estado constante de la materia. Como consecuencia de este principio, la Causa dejaría de ser Causa para cambiar su estado . Más como toda la materia sigue cumpliendo esta ley, es de suyo lógico admitir que dicha Causa es diferente.
Si negáramos a la legitimidad filiación divina, resultaría que el poder civil tendría derecho legal para otorgar, pero no legitimo, por dos razones fundamentales: primera, que en gobiernos dictatoriales, y absolutistas, el mandatario no podría otorgar lo que en sí mismo carece. Motivo por el cual basaron su mandato en un acto que otorgaba procedencia divina. Segundo, que en los Estados no confesionales, dicho poder es sustituido por los instrumentos de gobierno, lo cual en casos determinados es legal conforme con su Constitución; pero ilegitimo respecto a su origen. De manera que siguiendo este orden de razonamiento resulta la siguiente reflexión:
1. La persona carece de este poder, por cuanto para otorgar causas menores precisa de un valedor que de fe, es decir, un Notario que tiene atribuidas esta facultades. 2. El Estado como tal, está compuesto por personas, las cuales no poseen esta capacidad por cuyo motivo tampoco pueden otorgarla; ni por sí, ni en conjunto. 5. Es pues de origen superior la fuente que posea esta capacidad, y por lo deducido solo cabe suponer origen divino. 6. Los estados, a través de sus órganos de gobierno, y conforme con sus constituciones, pueden dictar leyes legales, pero no legitimas con respecto a su puridad.
Desde que el hombre tuvo capacidad para entender el mundo en el que vivía, buscó la causa y origen de su existencia; bien por influencia infusa, o por deducción. En ambos casos atribuyó todo lo creado a la obra de un Ser superior: Divinidad, o divinidades; Dios o dioses. Como consecuencia de estas creencias, que además causan estado por fuerza y ley de la costumbre, en el Libro del Manú se expresa la procedencia de legitimidad, autoridad, y dignidad, que Santo Tomás de Aquino expreso "·como Derecho justo". Dice así el libro: "CUANDO EL MUNDO, PRIVADO DE REYES, SE HALLASE DESCONCERTADO POR EL TEMOR, DIOS, PARA LA CONSERVACIÓN DE TODOS LOS SERES, CREÓ UN REY TOMANDO PARTÍCULAS ETERNAS DE LA SUSTANCIA DE INDRA, DE AÑILA DE YEMA, DE SURMA, DE TACHANDRA Y DE CURVERA...".
Las religiones creen en la existencia de una divinidad moralista a quien otorgan toda potestad creadora. De manera que fuerza es admitir que toda legitimidad procede de su Ser superior. Por tanto, los ateos, en los regímenes de mandatos republicanos, liberales, y democráticos, al menos, deben creer en el poder de la mayoría, la cual profesa alguna clase de religión.
Según esta manera de pensar, la legitimidad, de suyo, es causada por Dios. El Papa León XIII, en su Encíclica "Inmortale Dei", afirmó: "NO PUEDEN LAS SOCIEDADES POLÍTICAS OBRAR EN CONCIENCIA COMO SI DIOS NO EXISTIESE, NI VOLVER LA ESPALDA A LA RELIGIÓN COMO SI LES FUESE EXTRAÑA, NI MIRARLA CON ESQUIVEZ Y DESDÉN COMO INÚTIL Y EMBARAZOSA. INCLUSO, AÚN CUANDO LOS GOBIERNOS FUERAN TODOS ATEOS, Y RECONSIDERARAN AL HOMBRE PRODUCTO DE LA NATURALEZA, TIENEN OBLIGACIÓN DE SER RESPETUOSOS CON LAS CREENCIAS DE LOS DEMÁS, Y ADMITIR COMO LEGAL CUANTO EMANE DE DICHAS CREENCIAS POR MEDIO DE LA MAGISTRATURA PROBADA DE LA IGLESIA, CUYA LEGITIMIDAD DIVINA TIENE CAUSA EN EL PRINCIPIO DE TODA LEGITIMIDAD. AMBAS CONTIENEN NOCIONES ONTOLÓGICAS, ADVENIDAS TAMBIÉN DEL CONOCIMIENTO INFUSO QUE LEGITIMA LA EXISTENCIA, DE CUYA VERDAD, DEVIENEN LOS DERECHOS GENERALES Y LAS LEGITIMACIONES TODAS"
Seguir este razonamiento, significa admitir que todos los seres humanos, incluso quienes sostengan ideas contrarias, están incluidos en esta afirmación, y la practica de reconocimientos ilegítimos no excluyen el origen de su principio. Por tanto el concepto de universalidad, contiene la libertad necesaria de quien recibe el acto legitimado procedente de la Causa que lo otorga. Se sigue de el hecho por el cual, de no haber habido el libre albedrío, ni el Derecho; las Leyes; la Justicia; los premios; y los castigos; carecerían de valor alguno.
Todos los actos que realiza el hombre, existen fuera de él antes que el hombre mismo, e independientes de su elección, por donde deducimos que toda legitimidad está por encima de su poder. Confirma esta deducción la Ciencia Biológica al demostrar que,"toda célula proviene de otra célula", y "todo cromosoma de otro cromosoma". Luego fuerza es admitir que la causa primera de su origen es superior a la materia, por tanto, la Causa primera, que no es efecto de ninguna maquinación política; ni de acontecimientos materialista infundados; ni promulgada por intereses engañosos, es inmanente e infusa en la naturaleza humana, causada de su Causa.
Según Santo Tomas, criterio católico, la ley natural es, "...LA LEY ETERNA MANIFESTADA POR LA INTELIGENCIA EN LA CRIATURA RACIONAL". De manera que, la ley positiva, y la eclesial, resultan ser Ley Natural, o derivadas de la misma. Razón por la cual las ideas de Rousso, Hobbes, y Kant, relativas a la definición del Estado, no pueden servir como argumentos para suponer que tal entidad artificial sea causa de toda legitimación. Por lo que negar su Causa divina se opone a la realidad del libre albedrío que debe estar ejercido dentro de un fin moral.
Fue el pensamiento del Liberalismo político el que introdujo y proclamó como sistema "...LA INDEPENDENCIA DE LA RAZÓN Y LA VOLUNTAD HUMANA RESPECTO A DIOS". Criterio que permitía negar toda legitimidad procedente de causa divina. Teoría que justificaba la necesidad de independencia entre el Estado, y la Iglesia. En relación con está idea, Pio IX, en el Breve del día 18 de julio de 1871, advertía: "ESAS MÁXIMAS PERNICIOSAS, LLAMADAS CATÓLICO-LIBERALES, ÉSAS SÍ, ÉSAS SON VERDADERAMENTE LA CAUSA DE LA RUINA DE LOS ESTADOS; ÉSAS HAN SIDO LA PERDICIÓN DE FRANCIA. CREEDME: EL DAÑO QUE OS ANUNCIO ES MÁS TERRIBLE QUE LA REVOLUCIÓN, Y MÁS AÚN QUE LA COMUNE. SIEMPRE HE CONDENADO EL LIBERALISMO CATÓLICO, Y VOLVERÉ CUARENTA VECES A CONDENARLO SI ES NECESARIO".
Testimonios que afirman la legitimidad procedente de causa divina se connotan por la profecía judío-católica pronunciada muchos años antes de que la misma se cumpliera. Fue probada después por los hechos históricos: Doscientos años antes de la caída del Imperio Medo-persa, el profeta Daniel desterrado con los demás judíos a Babilonia, predijo su quebranto, causado por ataque rápido del ejercito griego, Grecia, por entonces, estaba representada por un macho cabrio que tenía un cuerno de gran tamaño: "Y EL MACHO DE LAS CABRAS, POR SU PARTE, SE DIO GRANDES ÍNFULAS HASTA EL EXTREMO. PERO EN CUANTO SE HIZO PODEROSO, EL GRAN CUERNO FUE QUEBRADO, Y PROCEDIERON A SUBIR CONSPICUAMENTE CUATRO EN LUGAR DE ÉL HACIA LOS CUATRO VIENTOS DE LOS CIELOS" (Daniel: 8: 17; 20, 21, 8-8). ¿Como se cumplió esta profecía y de donde procede su legitimidad?
Fue Alejandro Magno quien quebró el Imperio Medo-persa el año 331 a. de J.C. y murió él después víctima de paludismo cuando tenía 32 años y era Emperador, (323 a. de J.C.). De su esposa Roxana tuvo un hijo, y de Basiana otro natural fuera del matrimonio. Ambos trataron de dominar el reino juntos con su tío paterno. Como consecuencia de la batalla de Ipso, el Imperio fue dividido entre cuatro generales: Nicatos, Seleuco, Lago, y Petlomeo, pero ninguno tuvo el poder de Alejandro. Por lo tanto, se cumplió la Profecía dicha por Daniel que era católico, y cuya legitimidad solo podía provenir de una fuente superior que era su causa,. Hechos avalados por la historia.

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