No es tirano en sentido político y social, quien tira cualquiera clase de cosas; más bien, aquel mandante que se comporta como si el pastel del Estado lo hubiera hecho él. En este orden, no solo deben estar incluidos todos los tiranos que tuvo Grecia, también aquellos que señorearon el mundo. A su vez, los mandantes españoles que de manera déspota y cruel, pretendieron resolver problemas nacionales, usando quizás, piel de lobo político para encubrir intereses individuales que perjudicaron la economía pública y el estado social del pueblo. Hablamos en sentido general.
Skiner, en su libro titulado, "Más Allá de la Libertad", decía: "UNA PEQUEÑA PARTE DEL UNIVERSO QUEDA ENCERRADA EN EL INTERIOR DEL HOMBRE. SERÍA ESTÚPIDO NEGAR LA EXISTENCIA DE ESTE MUNDO PRIVADO, PERO TAMBIÉN ES ESTÚPIDO ASEGURAR QUE, PORQUE SEA PRIVADO, TIENE YA NATURALEZA DIFERENTE DE LA DEL MUNDO EXTERIOR".
Pues no; no la tiene. Los hechos y consecuencias interiores del individuo político cuando afloran hasta la primavera del poder de manera egoísta y personal, producen consecuencias que perjudican necesidades y derechos de la sociedad. Hemos estado, y estamos, bailando el rigodón de los dirigentes fuera del poder, y dentro del poder. Rigodón para una Democracia auténtica y respetuosa con los derechos que hay que respetar, no para asistir al espectáculo de la modificación de España en periodo de embalsamamiento.
Desde que los fenicios nos hicieron el regalo venenoso del comercio dominante y malévolo, cuyas prácticas también enseñaron, y los helenos nos introdujeron en la economía de mercado; junto con la difusión cultural del Alfabeto, surgieron egoísmos de poder y ambiciones capitalistas acrecentadas por el uso de la moneda en Asia Menor. Algo que había penetrado en la conciencia través de nuevos descubrimientos económicos realizados antes de Jesucristo.
Aristoteles afirmó, que no podían existir formas político-sociales dignas y aceptables. Lo cual estamos comprobando en nuestros días. Las personas disfrutan derechos reconocidos en las Constituciones, pero no al pie de su letra. Políticos y gobiernos no parecen conformes con la dignidad que estas atribuyen a la contraprestación económica y esfuerzo que todo trabajo exige, y las personas por el hecho de serlo, poseen.
La política de los gobiernos, que nos desgobiernan, salvo algunos aciertos de gestión beneficiosos para al pueblo, - qué como dicen en Galicia de las "meigas", "haberlas hailas", -nos muestran su ideal, similar al de algunos demócratas de Grecia y Roma, donde muchos políticos pretendieron que la sociedad fuera un sujeto con derechos teóricos iguales para todos sus estratos. Asunto que estará siempre cuestionado, como la subsidiaridad del Estado.
Qué dicha sociedad, a la carta ideal gubernativa, estuviera compuesta de manera que todos los individuos trabajadores carecieran de participación alguna en el poder decisivo del gobierno. A la vez, otra parte social estaría integrada por personas profesionales de conocimientos concretos para tomar decisiones en su área. Pero que para acceder al poder del Estado tendrían que sufrir una "criba política" a través de los partidos autorizados y menos numerosos que ahora. ¿No es esta la democracia que tenemos, o es que se le parece mucho?
El único poder absoluto que se otorga al pueblo como suyo, es el sufragio universal en las urnas. Los demás derechos pueden ser modificados, suprimidos, o reformados a través de Decretos Leyes. Pero hasta en esto han logrado los políticos descubrir la cuadratura del círculo. ¡Lástima que no emplearon su ingenio para igualar las pensiones de jubilación, desde las más bajas a las más altas, y eliminar la pobreza como si de un insecto dañino se tratara!
A la figura artificial de Estado, debemos añadir, la del "Sufragio Universal". ¡En España ha sido eliminada!: el poder del pueblo lo ejercen ahora los Secretarios Generales de partidos políticos, aunque sean recién llegados a las secretarias, y con apoyo decisivo de sus representantes diplomáticos denominados Diputados. ¡El pueblo y su poder no cuenta, solo cuenta el número de escaños que voten sí, o voten no, según disciplina del mandante que los propuso!
¿Si esto no fuera realidad, cómo el señor Rajoy, elegido dos veces por mayoría de dicho poder Universal que otorga al pueblo la Constitución de España, no ha sido investido Presidente de la Nación, conforme ordena ese poder universal? ¿Es que cualquier caballero andante puede, si así prelujere a sus intereses, más que todo el pueblo? ¿Desvestir, en vez de Investir?. ¡Fuere Rajoy, o fuere Sánchez, o fuere quien fuere, el pueblo es soberano en más de 40 grados centígrados! De ser lo contrario, esta Democracia se habría transformado en una filfa!
No puede sorprendernos los hechos evidentes, porque hasta ahora, todos los razonamientos sociales existentes, políticos y económicos, han sido puestos en tela de juicio. Quizás porque no tienen patente de autenticidad. Lo sabemos por desordenes y crisis económicas sufridas; movimientos revolucionarios y subversivos que conmocionaron y conmocionan al mundo: pueden ser metalenguaje que nos habla del desgaste de las ideas.
Antes del siglo XVIII, los filósofos venían epiquerando sobre el comportamiento ético-moral del hombre en la sociedad, y en el trabajo. En este estadio, las religiones y creencias sobre moral positiva, abundaron en ejemplos y principios que deberían obrar en bien de la persona humana, como en el motivo de su existencia.
Organizada la sociedad sobre estas bases, pronto aparecieron sus opuestos venidos de criterios contrarios; incluso, más patentes sus argumentos. Surgieron tendencias nuevas de organización social y de trabajo, por cuyo influjo, estas ideas se instalaron en los procedimientos políticos: "cristianismo, renacimiento, humanismo, liberalismo, democracia, socialismo y comunismo.
Dos acontecimientos pautaron el comienzo de cambios pretendidos; uno, en 1847, fue "el Manifiesto del partido Comunista" escrito por Frederich Engls, y Karls Marx con la publicación del "Capital". Otro, en marzo de 1848, por revoluciones habidas en muchos países de Europa. Hubo guerra en Servia (1877) y situaciones graves en los Balkanes. Hacia la mitad del siglo XIX, los románticos sansimonianos, cebetistas, y furieristas, se disociaron según pronosticó Karl Marx en 1847, el socialismo adquirió entonces personalidad jurídico- política.
Louis-Auguste Blanqui, creyó necesario imponer estas ideas por el medio revolucionario más rápido, con motivo de reformar el capitalismo burgués mediante una organización socialista del proletariado. Procedimiento que ocasionó controversias parlamentarias, motines, revoluciones y huelgas. Consecuencias que ocasionaron la agrupación de los criterios en grupos afines con la manera de pensar de cada uno: los no creyentes y agnósticos hicieron grupo con los seguidores de la razón materialista; en tanto que los cristianos eran partidarios de un cristianismo social de conformidad con católicos que hablaban de reformas laborales.
Felicité Robert de Lamennais, ecumenista, era partidario de la unión de las iglesias (1752-1754): socialista romántico, fue defensor de la propiedad, y opuesto a que se consideraran los derechos de la sociedad separables de la causa de Dios. Lo que no impidió que las distintas maneras de pensar terminaran en revolución apoyada por los prelados franceses (1848). Momento en el que el Liberalismo francés se convirtió en católico.
Ideas y controversias en toda Europa, vienen a testimoniar que, o todos tienen razón; o todos cometen error. Lo cual lejos de proporcionar criterios válidos, nos advierten del peligro de conceptos no experimentados, o que introduzcan intereses sectarios y fraudulentos. También advierten que no siempre la opinión de muchos, es la más acertada.
No obstante, parece ser que el socialismo alemán, denominado de Gotha, (1875), - pese a que sólo fue de una gota- admitió el hecho de que los trabajadores son propietarios de los frutos procedentes de su trabajo, y por lo mismo, lo son de los instrumentos y máquinas necesarias para su realización. Proclamó el sufragio Universal, y el derecho a disponer del poder del Estado, toda vez que era de su competencia declarar la guerra, y establecer la `paz.
Llegamos a la conclusión de que tantas ideas nacidas del antropoide evolucionado hasta grados inteligentes, aún siguen sin ser entendidas, y por lo mismo, es incapaz de entenderse entre sí; entonces el listillo de Mijail Bakunin, dió en idear otra forma de pensamiento político. que fue como un "Maná" para toda Europa, hasta entonces desértica de teorías admisibles reformistas. ¡Inventó el Anarquismo!
¡Zumbalé a la castaña! Si pocos, ni muchos, habían entendido el galimatias de idearios contrapuestos hasta entonces, y barajados por los políticos entendedores, según saber y mejor entender,"cómo arrimar el ascua a su sardina", viene este tío, y mete a todo Europa en un armario de incitaciones que no gustaron nada a los propietarios políticos del poder: resulta que su tesis de la "acracia" (ausencia del poder), estaba opuesto a toda clase de autoridad ejercida sobre la persona, y por tanto, sobre sus derechos considerados inealineables.
Como también discreparon entre ellos, la revolución que pretendían para imponerlo. corrió a cargo del "marxismo-leninismo" (1917), pero fue una antorcha distinta aquella que encendió el fuego. Inglaterra, que creía en un socialismo aceptado de buen grado; inclusive, aprendiendo a andar de la manita de los conservadores, se llevó un chasco "de quita y no te menees," que aún le dura.
Tan grande fue, que andando el tiempo, el señor Benjamín Disraelí, jefe del Partido conservador, y más partidario de un socialismo de Estado, junto con la opinión de otros jefes, y personalidades esclarecidas diversas, dijo lo siguiente: "EL MUNDO ESTÁ DIRIGIDO POR PERSONAS MUY DISTINTAS DE LAS QUE SE IMAGINAN LOS QUE NO HACEN LLEGAR SU MIRADA A LOS PASILLOS ENTRE BAMBALINAS." y Stanley Baldwin, Primer Ministro de Inglaterra, en un discurso público el 3 de diciembre de 1935, añadió: "...PODERES QUE SE NOS ESCAPAN HACEN ENTRAR EN DANZA, LO MISMO EN MI PAÍS QUE EN OTRAS PARTES, UNOS INTERESES PARTICULARES Y UN IDEALISMO ABERRANTE." (Sobre el origen de estos poderes ya informé con mucha anterioridad en la biografía de este Sindicato).
Controversias todas de los reformistas políticos españoles, que dejaron sentir sus errores desde antes del año 1875 al 1902; desde 1902, al 1923; desde 1923, al 1930; desde 1930, al 1931; desde 1931, hasta la Constitución Democrática actual; desde la Constitución Democrática actual, ¡hasta ni Dios sabe cuando...! ¡Al paso que vamos, hora por legua...!
El único poder absoluto que se otorga al pueblo como suyo, es el sufragio universal en las urnas. Los demás derechos pueden ser modificados, suprimidos, o reformados a través de Decretos Leyes. Pero hasta en esto han logrado los políticos descubrir la cuadratura del círculo. ¡Lástima que no emplearon su ingenio para igualar las pensiones de jubilación, desde las más bajas a las más altas, y eliminar la pobreza como si de un insecto dañino se tratara!
A la figura artificial de Estado, debemos añadir, la del "Sufragio Universal". ¡En España ha sido eliminada!: el poder del pueblo lo ejercen ahora los Secretarios Generales de partidos políticos, aunque sean recién llegados a las secretarias, y con apoyo decisivo de sus representantes diplomáticos denominados Diputados. ¡El pueblo y su poder no cuenta, solo cuenta el número de escaños que voten sí, o voten no, según disciplina del mandante que los propuso!
¿Si esto no fuera realidad, cómo el señor Rajoy, elegido dos veces por mayoría de dicho poder Universal que otorga al pueblo la Constitución de España, no ha sido investido Presidente de la Nación, conforme ordena ese poder universal? ¿Es que cualquier caballero andante puede, si así prelujere a sus intereses, más que todo el pueblo? ¿Desvestir, en vez de Investir?. ¡Fuere Rajoy, o fuere Sánchez, o fuere quien fuere, el pueblo es soberano en más de 40 grados centígrados! De ser lo contrario, esta Democracia se habría transformado en una filfa!
No puede sorprendernos los hechos evidentes, porque hasta ahora, todos los razonamientos sociales existentes, políticos y económicos, han sido puestos en tela de juicio. Quizás porque no tienen patente de autenticidad. Lo sabemos por desordenes y crisis económicas sufridas; movimientos revolucionarios y subversivos que conmocionaron y conmocionan al mundo: pueden ser metalenguaje que nos habla del desgaste de las ideas.
Antes del siglo XVIII, los filósofos venían epiquerando sobre el comportamiento ético-moral del hombre en la sociedad, y en el trabajo. En este estadio, las religiones y creencias sobre moral positiva, abundaron en ejemplos y principios que deberían obrar en bien de la persona humana, como en el motivo de su existencia.
Organizada la sociedad sobre estas bases, pronto aparecieron sus opuestos venidos de criterios contrarios; incluso, más patentes sus argumentos. Surgieron tendencias nuevas de organización social y de trabajo, por cuyo influjo, estas ideas se instalaron en los procedimientos políticos: "cristianismo, renacimiento, humanismo, liberalismo, democracia, socialismo y comunismo.
Dos acontecimientos pautaron el comienzo de cambios pretendidos; uno, en 1847, fue "el Manifiesto del partido Comunista" escrito por Frederich Engls, y Karls Marx con la publicación del "Capital". Otro, en marzo de 1848, por revoluciones habidas en muchos países de Europa. Hubo guerra en Servia (1877) y situaciones graves en los Balkanes. Hacia la mitad del siglo XIX, los románticos sansimonianos, cebetistas, y furieristas, se disociaron según pronosticó Karl Marx en 1847, el socialismo adquirió entonces personalidad jurídico- política.
Louis-Auguste Blanqui, creyó necesario imponer estas ideas por el medio revolucionario más rápido, con motivo de reformar el capitalismo burgués mediante una organización socialista del proletariado. Procedimiento que ocasionó controversias parlamentarias, motines, revoluciones y huelgas. Consecuencias que ocasionaron la agrupación de los criterios en grupos afines con la manera de pensar de cada uno: los no creyentes y agnósticos hicieron grupo con los seguidores de la razón materialista; en tanto que los cristianos eran partidarios de un cristianismo social de conformidad con católicos que hablaban de reformas laborales.
Felicité Robert de Lamennais, ecumenista, era partidario de la unión de las iglesias (1752-1754): socialista romántico, fue defensor de la propiedad, y opuesto a que se consideraran los derechos de la sociedad separables de la causa de Dios. Lo que no impidió que las distintas maneras de pensar terminaran en revolución apoyada por los prelados franceses (1848). Momento en el que el Liberalismo francés se convirtió en católico.
Ideas y controversias en toda Europa, vienen a testimoniar que, o todos tienen razón; o todos cometen error. Lo cual lejos de proporcionar criterios válidos, nos advierten del peligro de conceptos no experimentados, o que introduzcan intereses sectarios y fraudulentos. También advierten que no siempre la opinión de muchos, es la más acertada.
No obstante, parece ser que el socialismo alemán, denominado de Gotha, (1875), - pese a que sólo fue de una gota- admitió el hecho de que los trabajadores son propietarios de los frutos procedentes de su trabajo, y por lo mismo, lo son de los instrumentos y máquinas necesarias para su realización. Proclamó el sufragio Universal, y el derecho a disponer del poder del Estado, toda vez que era de su competencia declarar la guerra, y establecer la `paz.
Llegamos a la conclusión de que tantas ideas nacidas del antropoide evolucionado hasta grados inteligentes, aún siguen sin ser entendidas, y por lo mismo, es incapaz de entenderse entre sí; entonces el listillo de Mijail Bakunin, dió en idear otra forma de pensamiento político. que fue como un "Maná" para toda Europa, hasta entonces desértica de teorías admisibles reformistas. ¡Inventó el Anarquismo!
¡Zumbalé a la castaña! Si pocos, ni muchos, habían entendido el galimatias de idearios contrapuestos hasta entonces, y barajados por los políticos entendedores, según saber y mejor entender,"cómo arrimar el ascua a su sardina", viene este tío, y mete a todo Europa en un armario de incitaciones que no gustaron nada a los propietarios políticos del poder: resulta que su tesis de la "acracia" (ausencia del poder), estaba opuesto a toda clase de autoridad ejercida sobre la persona, y por tanto, sobre sus derechos considerados inealineables.
Como también discreparon entre ellos, la revolución que pretendían para imponerlo. corrió a cargo del "marxismo-leninismo" (1917), pero fue una antorcha distinta aquella que encendió el fuego. Inglaterra, que creía en un socialismo aceptado de buen grado; inclusive, aprendiendo a andar de la manita de los conservadores, se llevó un chasco "de quita y no te menees," que aún le dura.
Tan grande fue, que andando el tiempo, el señor Benjamín Disraelí, jefe del Partido conservador, y más partidario de un socialismo de Estado, junto con la opinión de otros jefes, y personalidades esclarecidas diversas, dijo lo siguiente: "EL MUNDO ESTÁ DIRIGIDO POR PERSONAS MUY DISTINTAS DE LAS QUE SE IMAGINAN LOS QUE NO HACEN LLEGAR SU MIRADA A LOS PASILLOS ENTRE BAMBALINAS." y Stanley Baldwin, Primer Ministro de Inglaterra, en un discurso público el 3 de diciembre de 1935, añadió: "...PODERES QUE SE NOS ESCAPAN HACEN ENTRAR EN DANZA, LO MISMO EN MI PAÍS QUE EN OTRAS PARTES, UNOS INTERESES PARTICULARES Y UN IDEALISMO ABERRANTE." (Sobre el origen de estos poderes ya informé con mucha anterioridad en la biografía de este Sindicato).
Controversias todas de los reformistas políticos españoles, que dejaron sentir sus errores desde antes del año 1875 al 1902; desde 1902, al 1923; desde 1923, al 1930; desde 1930, al 1931; desde 1931, hasta la Constitución Democrática actual; desde la Constitución Democrática actual, ¡hasta ni Dios sabe cuando...! ¡Al paso que vamos, hora por legua...!

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