Sindicato N.E.E. Informes Presidente

martes, 1 de abril de 2014

SINDICATO NACIONAL DE ESCRITORES ESPAÑOLES.Informe de la Presidencia.Madrid 1.4.2014

Pasiones como la ambición son mal consideradas por los sabios. Se expresaba así el filósofo Séneca de la Escuela de los estoicos en su libro "LA CONSTANCIA DEL SABIO:"

"...el ansia ilimitada de poder, que no se vio satisfecho entre hombres cuando disponía del mundo entero; a los vicios de una patria degenerada, que se hunde por influencia de su degeneración." "Catón no sobrevivió a la libertad ni la libertad a Catón."

Codicia por el poder y el dinero han arruinado monarquías, repúblicas, y democracias, a las que no sobrevinieron los avarientos. La economía no parece ser  de ordenación estática sin posibilidad mutable. Como nuestros genes pueden mutar, y cuando lo hacen de manera fagocita descontrolada, se puede esperar siempre lo peor.

Las operaciones de cambio, oferantes de mercancías y oferentes, se enfrentan en los mercados con variables imprescindibles de oferta y demanda que se desarrollan con libertad. Unidos a estos equilibrios o desequilibrios de las haciendas ciudadanas y capitalistas, se encuentran las haciendas estatales, distintas de aquellas de sus  gobernados, pero relacionadas. Debemos comprender que las rentas publicas acumulan capital, trabajo e industria. Fuentes de ingresos cuyo fin es distribuir estas entre los acreedores, que después pasan a ser deudores del Estado por títulos de derechos, tasas e impuestos, que pagan una vez cobradas de las rentas del Estado a través de acuñación de moneda que realizan según poder correspondiente con su nivel de rentas. De manera que el equilibrio entre haciendas públicas y privadas es fundamental. Tan pronto se puede ser acreedor como deudor. Mercancías que hoy están altas de precios, mañana pueden bajar como consecuencia de factores múltiples y cambios imprevisibles.  Si la moneda baja, la crisis que tal circunstancia bursátil produce es de consecuencias muy graves.

El poema festivo de Ricardo González de Toro nacido creo que por mil ochocientos sesenta y tantos...nos ayuda a comprender los factores que intervienen en estas subidas o bajadas de precios. También  el título resulta aleccionador: "CUENTO VIEJO."

"En un comercio de telas/ de un barrio de los más pobres/ de mi tierra, hubo hace años/ de encargado un muchachote/ brusco y franco, que tenía/ en todo el barrio renombre/ por las salidas con gracia/ y ocurrentísimos golpes/ con que echaba de la tienda/ a los pelmas, compradores, que revolvian la casa para comprar dos botones.


Uno de estos asauras,/ pasaba todas las noches/ y miraba y remiraba/ una elástica y calzones/ de punto inglés, que en la puerta/ con sus vistosos colores/ atraía las miradas/ por su lujo y poco coste;/ todas las noches pasaba/ y tras de mirarle el hombre/ y tocarlo, y hasta olerlo,/ llegaba los mostradores/ y preguntaba al muchacho:/ -Cuánto valen los calzones?/ - Quince reales - respondía./ - ¿Y la camiseta? - Doce./ Se quedaba un punto estático/ sumido en cavilaciones,/ después volvía a la puerta,/ palpaba el traje y entonces/ frunciendo otra vez las cejas/ y dando un suspiro enorme,/ tomaba la calle abajo/ sin decir oste ni moste,/ y así un día y otro día/ y una noche y otra noche,/ y las mismas preguntitas/ e iguales contestaciones./ Hasta que un día amoscado/ el dependiente, conforme/ se ve entrar al parroquiano,/ le ataja diciendo - ¡Amigo, hoy ya tienen otro coste/ esas prendas, de seguro/ que se las lleva esta noche/ - ¿De veras? ¿Son más baratas?/ - Eso según y conforme./ Hoy vale la camiseta/ dieciséis erales, y once/ nada más los calzoncillos./ Y tras de pensar el hombre/ la combina, dice al cabo/ compungido - ¿Por qué entonces me sube la camiseta/ y me baja los calzones?/ Y el otro loco de rabia,/ cogiéndole del gañote,/ le grita junto al oído,/ ¡Padarle a usté dos azotes!

Dos elementos importantes intervienen en las consecuencias de todas las haciendas. Proceden de fuentes imprescindibles, como del trabajo y el capital. Sin ellas las haciendas serían imposibles. Sus relaciones armónicas son establecidas por el contrato de trabajo, alma por así decir, de equilibrio entre ambos factores. A la vez, causa del Derecho del Trabajo considerado libre por cuenta ajena. El problema estriba en que estos factores se ven afectados por elementos externos que inciden en esa relación: estatus social, familia, religión,  régimen político, moda, codicia, ahorro, inversión, y disponibilidades dinerarias.

El equilibrio de esta relación determina su permanencia, y cuyos frutos pasarán a constituir parte de las haciendas. En este entramado complejo irrumpen los avances científicos que la investigación aporta a lo largo del tiempo, habida cuenta de que no se prodigan, por ser la investigación un desconocimiento ordenado que trata de mejorar condiciones generales, procurando mayor y mejor uso recto de la libertad.

Lejos de conseguir el presupuesto deseado, la comercialización de los adelantos científicos, se ve limitada por la insuficiente capacidad económica de los Estados para satisfacer de manera necesaria la inversión. En tanto que la empresarial se circunscribe al ámbito de interés propio de su rama de producción. Por otra parte, los productos o frutos producidos, se fuerzan a ser fungibles después de transcurrido un periodo de tiempo determinado. Lo cual hace menos rentables a las haciendas dinerarias.

Con el maquinismo y la robótica, la sociedad trabajadora conoció nuevas formas de esclavitud y de permanencia en el trabajo. Si examinamos esta realidad con detenimiento, llegaremos a la conclusión de que estamos hipotecando nuestra libertad.  En puridad de poco puede servirnos si somos cada vez más dependientes de un maquinismo exacerbado. Comenzó con la comercialización del reloj de arena y de agua. Nos impuso la esclavitud del tiempo, y ahora ese tiempo nos ha introducido en la irrealidad de otro opuesto a la naturaleza misma que rige el Universo-Mundo. ¿Cómo no iba ha ser esta decisión impuesta para beneficio de la Industria y del Comercio? Como todo lo que no está acorde con la verdad y es contrario a su esencia, tal beneficio es un espejismo de los sentidos, una aberración de la naturaleza, un engendró y un  dislate que no demuestra su eficacia.

Resulta ridículo estar dando vueltas a las ruedas de un reloj, que de manera ficticia, mide un tiempo  inverosímil, dentro de otro cuya medida está en función de un meridiano terrestre. ¿Por qué no volver a la legitimidad en alguna cosa? ¿Por qué no volver a la hora solar? Ese recorrido del Sol desde su  nacimiento a su ocaso, no solo lleva consigo la grandeza de los momentos auténticos, sino también el recuerdo de nuestros antecesores. Si, volver a la hora solar, sería un modernismo antiguo,  paradoja,  que reportaría beneficios reales y nos acercaría a la verdad de nosotros mismos,  más alejados de tantas hipocresías y mentiras.

Ahora, la tiranía del tiempo, nos tiene impuesto su yugo. Forma también de maquinismo donde estamos cada vez más esclavizados por esta era electrónica que nos está haciendo dependientes de nuevos aparatos: computadoras, servo-mecanismos, telefonía móvil,  los cuales con independencia  y abstracción de sus aplicaciones en ámbitos de ingeniería biológica, astrofísica, y medicina, tendremos que admitir que nos están imponiendo servidumbres.

No hay más que ver a los ejecutivos, muchos con el  ordenador portátil bajo del brazo, o el teléfono móvil manejado con una sola mano y la vista fija en la pantalla, hablando  como si estuvieran bajo efectos patológicos de un síndrome psíquico. Otros gesticulan, caminan, o se detienen para recorrer distancias cortas de derecha a izquierda y a la inversa, con movimientos rápidos, y nerviosos. ¿Y que se puede decir de quienes transitan dependientes de su tableta o teléfono,  con riesgo de colisionar con usted por no levantar la vista del artilugio? ¿Y de las calles y parques, donde una buena cantidad de turistas e indígenas tienen a la vez alzados los brazos para fotografiar  un monumento o cualquiera otra cosa? ¿No les parecen sus brazos alzados como cuellos de avestruz? ¡ Nos guste o no, somos mímicos de un frenesí impuesto a nuestra libertad absoluta por la tiranía del maquinismo! Pues mediten, porque todos son factores que influyen en los cambios de la economía.

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