Sindicato N.E.E. Informes Presidente

jueves, 5 de febrero de 2015

SINDICATO NACIONAL DE ESCRITORES ESPAÑOLES. INFORME DE LA PRESIDENCIA, Madrid, 5.2.2015.

Se comprende que sean escuchados con más atención los poderes económicos, en cuyas empresas, bajo su techo, existen trabajadores en número mayor que en aquellas Entidades donde se afilian profesionales autónomos. Asunto que parece estar relacionado con intereses que engordan mejor las Haciendas de los Estados, y aquellos otros que se relacionan con hacedores de la Cultura.

Hay otro ángulo de visión que determina e incluye a los autores en la economía de los Estados, y corresponde a su aportación por venta general del número de ejemplares impresos, por tanto deben ser atendidas las  necesidades sociales y laborales que a los mismos atañen. No se trata de entender sí el escritor es, o no, un empresario autónomo, o un trabajador de lo mismo, qué sí sería bueno determinar en el Código del Trabajo esta cualidad lógica por Ley, de manera que cada uno sepa en que lado de su acera está. Así quedaría olvidada toda discrepancia bizantina perdida en el tiempo, como la habida sobre el sexo de los ángeles.


 El Estado tiene que entender una vez por todas, y no a medias, o cuando sus interese se lo demanden, la situación en conjunto de los derechos y necesidades sociales de los autores. Lo demás, vendría acompañado con la solidaridad de aquellos quienes la tienen perdida por falta de raciocinio gubernativo. Corresponden a otros asuntos que aún siguen pendientes de promulgación.

Razonamientos que parecen excesivos y exigentes, pero que resultan necesarios y nacidos  de la frustración de todos los autores, desde que Adán y Eva se pusieron la hoja de parra sobre sus efectos personales. Por tanto, desde entonces, nuestras exigencias, que son hechos de Derecho, siempre lo han sido en clave moderada, aunque rotunda, de la que ha sido ejemplo esta Presidencia, como corresponde a quienes saben de dificultades por haberlas padecido. Mesura, para bien hacer apoyada en las leyes que son garantes del orden y deben proteger los derechos que son lógicos y justos.

De manera que al examinar estos problemas desde un  ámbito social y legislativo universal, esta Presidencia se encuentra que los Estados han legislado mucho Derecho Internacional para determinar la posición de  legitimidad territorial, y aérea  marítima, de sus fronteras. También las relaciones entre los profesionales del capital y del trabajo; pero muy poco, por no decir nada, distinto a cuanto con los Derechos de Autor se refiere. Y, quizás muchos Gobiernos dirán que esto es más que suficiente: ¿!Púes qué puñetas quieren¡? y esta Presidencia añade, queremos eso de las puñetas, de las cuales disponen ya muchas profesiones, porque en caso contrario, los Estados, todos, dejarán que  los derechos sociales se enmohezcan olvidados entre tanta y tanta incomprensión. Mucha, en la que los  Gobiernos dichos perdieron su tiempo, su equidad, y su humanismo.

En otros aspectos más inaplazables para la supervivencia humana, tampoco han puesto de su parte todo lo necesario e imprescindible. La humanidad que muere de hambre, se preguntará estremecida: ¿Es que hoy todos los Gobiernos de este mundo; todos los países; y tantas organizaciones nacionales e internacionales, son incapaces de llegar a una solución compartida, solidaría, y preferente a cualquiera otra, para evitar la pobreza, la desesperación, el hambre y la muerte a tantas personas en países distintos, incluyendo los suyos? 

Hemos dicho en informes anteriores que muchos gobiernos han temido y temen a los escritores políticos, y mucho más los sofismas que pueden plantear sus inclinaciones hacia ideas conocidas, ensayadas, y obsoletas por sus modos experimentados. La Revolución Francesa fue como frontera que separó dos maneras de pensar y proceder: filosofía de los siglos XIII y XIV; ockhamismo, burguesía, y absolutismo de las monarquías, que culminó con el triunfo equivoco posterior de la razón y el pensamiento libres e inductores del materialismo, sustituto infiel de la fe tradicional.

Si en el siglo XIII el Feudalismo causó conflictos y guerras, no menos graves fueron las acaecidas durante el reinado de Fernando I de Aragón, y de Sicilia, hijo de Juana I de Castilla y de Leonor, ésta hija de Pedro IV de Aragón. ¿Y, quienes impulsaron el Feudalismo que no fueran ideas surgidas por criterios de los pensadores? ¿No han sido siempre las ideas el motor racional  del mundo la mayor parte de las veces?

El materialismo económico de las clases conservadoras y capitalistas, tuvieron siempre como meta de logro: poder, riqueza y propiedad. Por tanto no eran, ni son, proclives a dialogar sobre otros principios de equidad o disminución de sus fundamentos ideológicos. Cualquier clase de cambio político distinto a este criterio, será rechazado de una manera u otra, por ser considerado contrario a la producción y a la riqueza. Impensable entonces suponer su adhesión al diálogo, o cualquier norma que se trate de promulgar. No es necesario que tal manera de pensar venga dicha por medio de escritores profesionales, sino de aquellos políticos y oradores demagogos que se consideran también escritores, o tratan de convencer con sus discursos.

Todo, tan antiguo como el tiempo transcurrido en luchas por riqueza y poder: Desde Noé, hasta Thare, transcurrieron 3238 años en que hubo luchas entre los pastores de Abrán y los que pastoreaban la ganadería de Lot. (Génesis 11, 13-7. Versión Varela, 1936). Fue en esas fechas cuando estalló la primera gran guerra siguiendo el relato bíblico: "Y aconteció en los días de Amraphel, rey de Elasar, Chêdorlaomer, rey de Ela, y Tidal, rey de naciones", "que éstos hicieron guerra contra Bera, rey de Sodoma, y contra Birsha, rey de Gomorra, y contra Shinab, rey de Adma, y contra Shemeber, rey de Zeboin, y contra el rey de Bela, el cual es Zoar" (Gén. 13, 14-2, Versión Varela, 1936).

Poco han servido otras ideas orales o escritas que pretendieron cambiar el sentido de la propiedad, la economía, el capital y el trabajo. Ni desde el punto filosófico y ético cristiano, ni del catolicismo social: La propiedad era y es, la propiedad. Entendida desde el orden materialista o especulativo, de manera que a los abolicionistas como Saint Simón y Ower, solo les podían seguir aquellos sin  fortuna que aspiraban a recibir algunas migajas del pastel que las nuevos ideales triunfantes  permitieran desde el poder del Estado.

Lo cual, no precisa de escritores políticos, sino de seres humanos dignos y honrados. Porque los escritores, como los políticos honestos, saben que la equidad y el amor son fuentes de conocimiento empírico que nos acercan al sentimiento que late en la entraña de la acción, cuando dicha acción, está acompañada de un propósito adecuado al bienestar de los más débiles Porque el amor contiene libertad para amar aspectos distintos de la vida: para el amor, no existe tiempo, ni frontera, ni distancia, ni concepto que no pueda ser amado, si procede del derecho y la verdad. Es el amor por si y en si mismo, en su esencia pura, en su naturaleza propia

Y sin reconocer y seguir a la razón y a cuanto este sentimiento nos dicte, la desigualdad, seguirá prevaleciendo en cualquier régimen político que se pretenda instaurar.



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