Sindicato N.E.E. Informes Presidente

miércoles, 4 de febrero de 2015

SINDICATO NACIONAL DE ESCRITORES ESPAÑOLES. INFORME DE LA PRESIDENCIA.MADRID 4.2.2015

Debemos comprender que la política internacional de los Gobiernos no ha proporcionado a los ciudadanos garantías jurídicas económicas equitativas. La tan traída y llevada igualdad en bocas de partidos políticos, y también aquellas alegrías puestas en las Constituciones de los Estados, donde se aseguran principios básicos y dignos para todos, no pasan de ser remedos, hasta ahora inalcanzables y no conseguidos en toda su extensión dentro de esa mal llamada igualdad.

¿Tal hecho ha podido ser causa de deformación? Hasta llegar a esa posibilidad no lo creo, pero si constituye frustración general de algunos estratos sociales. No obstante, el avance conseguido dentro del ámbito institucional ha posibilitado mayor flexibilidad a los estamentos jurídicos constituidos para defensa de los derechos profesionales.

De otra parte, el escritor, constituye e integra una profesión autónoma que precisaba coordinar la defensa total y variada de sus intereses y aspiraciones, porque además, lleva implícita la obligación moral de mantener y divulgar los sentimientos más responsables, y la actitud más serena, contra todo cuanto pretenda subvertir valores espirituales, y libertad honrosa de expresión. Y siendo la persona humana personaje principal del contexto inmarcesible de la Historia digna, y de sus valores humanísticos; cuando estos son atropellados, destruidos, o conculcados, es cuando su voz tiene el deber de prevalecer sobre el grito que pretenda zaherir a la libertad.

Tiene deber de fomentar valores humanísticos e inducir cultura, y como quiera que estas realidades conllevan otras de no menos importancia cultural, económica, y social, de las que el escritor es causa, su obra transformada en factor económico, precisa revisión justa en cada tiempo de conformidad con el alza dinerario general de la vida. Razón por la que es de mérito su defensa profesional.

Por esto fue imprescindible que fueran incorporados a los beneficios generales que las Leyes de la Seguridad Social promulgan. Hecho, que como ya dijimos, fue gestionado por  este Sindicato y dentro de un régimen económico especial por razón de las inseguridades que contiene el fruto de su trabajo. Decreto Ley, que sitúa al Sindicato Nacional de Escritores Españoles a la cabeza de las organizaciones para realizar esta función, como son, La Sociedad General de Autores y la Sociedad Colegial de Escritores.

También, como hemos venido repitiendo en informes anteriores, y a consecuencia de la Asamblea Constitucional  celebrada en Madrid, Salón de Actos del Ministerio de Relaciones Sindicales, Presidida  por el Director General del Libro y Bibliotecas, Iltmo Sr Don Joaquin de Entrambasaguas, en nombre y representación del Excmo. Sr. Ministro, se aprobó el ESTATUTO DEL ESCRITOR, preparado por el Abogado Don Alberto Farias. Asamblea vinculante para todos los miembros del Sindicato, y cuyo Estatuto recibió el Ministerio según expresa el Saluda del Sr. Entrambasaguas de fecha, 27.6.1979.

Como afirmamos en el Informe de fecha, 2.2.2015, este Sindicato no solo ha sido pionero en abrir el camino a entidades jurídicas profesionales para defensa en Derecho de los escritores, también el primero en conseguir reconocimiento y leyes para aquellos más esenciales. Por lo que, como es lógico, esta Presidencia está satisfecha, por cuanto se ha conseguido una parte que motivó este proyecto. Lo cual nunca fue realizado por ningún Gobierno de España anterior al de Centro Democrático y Social, lo que es digno  de ser agradecido.

Es por tanto imprescindible, e inaplazable exigir, con la instancia que impele el hecho de Derecho, cuantos asuntos de orden necesario sean motivo de legislación; tanto en España, como en toda la Comunidad Europea, y a despecho de aquellos políticos corruptos de mala pata, que se dedican a contemplar el área de su ombligo económico y permiten que las asociaciones de escritores vivan la paz de los muertos mientras ellos engordan sus "faltriqueras". 

Y esto también atañe a posibles futuras Ordenanzas Laborales, y Convenios con los Editores. No se piense el Estado español y sus Ministros que todo ha concluido. Aún está por llegar la ola de veinte metros de altura que deberá barrer la falta de con ciencia y responsabilidad que deben tener todos los Estados de este mundo con quienes escriben, aún cuando haya algunos autores que los pongan verdes.

Y esto será cuando quien me suceda, o lleve la voz cantante de este Organismo Profesional,  no solo Presida el Sindicato, sino también haga aquello que el deber y el Derecho le obliga de manera tácita, porque siempre hubo, y existe necesidad de solicitar, y promulgar leyes que tutelen preceptos relacionados con factores que inciden en la producción literaria, tanto en su aspecto industrial, como en la comercialización de la misma.

Tengamos en consideración que al texto impreso, científico o  literario, le han advenido técnicas de reproducción novísimas; pactos actualizados; criterios sobre su valor económico diversos, que obligarán a todos los Sindicatos de esta profesión, en cada país, a promover y solicitar de los Gobiernos, a través del diálogo democrático y social, su intervención y apoyo decisivo, como es obligado a quienes han conseguido llegar al poder para administrar eso de la cosa pública, y le deben sus empleos en dicho Servicio, tanto a quienes les votaron, como a quienes no les votaron,

Y todo esto es cierto, porque existe la obra impresa. Y es cierto también, porque existe quien la escribe, y los Estados han contraído obligaciones con la opinión pública como consecuencia del tratamiento y difusión de la Cultura, que es, y siempre debe ser, uno de sus principios básicos. No se crea que con las Leyes de Propiedad Intelectual, y sus modificaciones, todos los procesos entre quienes intervienen en la publicación de la obra impresa, y su difusión cultural a través de los medios que constituyen redes sociométricas, han culminado con éxito. Por el contrario, existen lagunas que hacen oneroso, a veces, pretender publicar.

Sabido es, que a través de convenios internacionales, en los que España es parte, se han conseguido regímenes jurídicos específicos para algunos derechos, como los denominados Derechos de Autor; y cierto que España creó la Comisión Arbitral de Derechos de Propiedad Intelectual, según Ley 22/1987 de 11 de Noviembre, en el seno del Ministerio de Cultura, pero existen otros sociales que todavía parecen desconocer muchos Gobiernos, o que les importa un "pitoche" argentino.

El escritor, en algunos casos, continua sometido al procedimiento previo del contrato verbal, y cuasi unilateral. Incluso, después de un pacto formal existen discrepancias que podrían ser resultas con tratamiento adecuado. Suponer que las relaciones de intereses profesionales, cuando concurren estados de incomprensión, o abuso de alguna de las partes, deberían ser resueltas mediante ejercicio legal de una Demanda ante los Tribunales de Justicia, es permitir que los menos dotados económicamente hagan antes cesión de sus derechos. Además que no produce cosa distinta que retraso para dirimir los conculcados, y una enervación de la Justicias.

Hoy, en muchos aspectos, como en los Contratos de trabajadores profesionales en general, no estamos mejor que en siglos pasados. Las fuerzas de presión económicas, en todos los países, influyen sobre la obra literaria y sus reproducciones a través de los medios actuales: bancos que funcionan dentro de grupos industriales cuyo control se asegura mediante técnicas precisas, y los  holding industriales, sin especialización alguna, dominan la banca y alinean el capital y los intereses. De manera que todo intento de los autores de libros para equilibrar los medios que intervienen en la Cultura, resultan desiguales y sufren los avatares del empuje económico. 

Desde el acto en que aparecieron procedimientos técnicos para conservación temporal de la creación literaria o científica, la Cultura, pasó ha ser un producto "en conserva", si bien es cierto, que así se hizo posible su permanencia en le tiempo, como también lo es su reproducción incontrolada.

¿Por qué los Gobiernos prestan mayor atención y escuchan más a los podres económicos que a los derechos de los autores?

Este Informe me suena ha haber sido dictado antes por esta Presidencia, integro o fraccionado, pero es tal el número de escritos y gestiones realizadas, que ya no se si es que lo transcribí antes, o solo está en un rincón de mi conciencia. No importa en absoluto, porque lo que en puridad se pretende es que todos los escritores reflexionen sobre las dificultades habidas para que nuestra voz halla sido escuchada y atendida por quienes tienen el deber de hacerla realidad.

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