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Dichos íberos, antes de la llegada de los celtas y en parentar con ellos, ya mantenían criterios sobre economía. Las familias formaban conjuntos básicos que tiempo después habían sido superados, por cuyo motivo cada jefe de grupo era quien mantenía el poder y normas de convivencia. Legitimidad impuesta por derecho natural que se manifestaba en el orden mismo en que obraba la Naturaleza y a la misma tenían necesidad de adaptar sus actividades.
Entonces era necesaria la dirección de un representante de grupo social capaz de condicionar las necesidades de todos al medio en que se hallaban. Más que una forma moral de este derecho, o una ley del mismo, eran necesarios hombres de voluntad más fuerte que adoptaran decisiones en cada caso necesario. Lo cual era una forma moral simple, pero en desarrollo hacia un orden perfectivo que condicionaba las formas de esta con las necesidades surgidas de la Naturaleza.
El orden moral infuso en los seres humanos se fue relajando conforme aumentaron las necesidades y maneras de satisfacer las mismas. Origen de mayor deseo de posesión y dominio. De manera que el desarrollo social, político y comercial de los pueblos, fueron condicionando una moral propia individual surgida como consecuencia de cuantas necesidades materiales y de disfrute se produjeron. Según opinaba Nietzsche en su época: "Ya nadie se permite hablar sin ironía de su "deber"". (El Nihilismo, pág.89). Lo que comenzó a producir relajación de costumbres.
Normas morales dictadas por Dios a Moisés, han sido principios para que los gobiernos establecieran otras vinculantes de los pueblos con sus promulgaciones. Así se dictaron Leyes y reformas de sus Haciendas Públicas. ¿Qué todas las leyes sean legítimas, o no; y por esta circunstancia última, puedan se desobedecidas? Es asunto que se corresponde con la moralidad intrínseca. Pero los gobiernos en el uso del poder, consideran que las leyes contienen deber coactivo. Criterio que suscitó la inmoralidad y tiranía de los gobernantes.
Leyes, basadas en un principio de atribuciones y ejercicios de competencias por parte de los Estados, que imponen los gobiernos sobre los gobernados por derecho de subsidíariedad y proporcionalidad. Según sean tales gobiernos e ideas políticas establecidas, serán o no consideradas después, despóticas y tiranas. De manera que la decisión legislativa contiene siempre un interés proporcional y mayor para los intereses del poder, que para los intereses y derechos de los gobernados más débiles en su economía.
Ocurrió durante el dominio de la Península por los pueblos invasores, donde los íberos, celtas y celtíberos, no cejaron en considerar como suyos todos los poderes del Estado. Desde el pasado más remoto el Imperio egipcio, una de las civilizaciones más antigua de la historia del hombre, y hasta el siglo actual, en que los gobiernos se nos muestran más débiles e incompetentes para resolver los problemas sociales, políticos y económicos que agreden a sus ciudadanos; el poder gubernativo pactó de manera tácita con el poder económico.
Causa por la que los gobiernos han intervenido para dictar leyes internacionales que apoyen el comercio exterior entre naciones: tratados unilaterales de codecisión entre unos pueblos y otros.
Ocurrió durante el dominio de la Península por los pueblos invasores, donde los íberos, celtas y celtíberos, no cejaron en considerar como suyos todos los poderes del Estado. Desde el pasado más remoto el Imperio egipcio, una de las civilizaciones más antigua de la historia del hombre, y hasta el siglo actual, en que los gobiernos se nos muestran más débiles e incompetentes para resolver los problemas sociales, políticos y económicos que agreden a sus ciudadanos; el poder gubernativo pactó de manera tácita con el poder económico.
Causa por la que los gobiernos han intervenido para dictar leyes internacionales que apoyen el comercio exterior entre naciones: tratados unilaterales de codecisión entre unos pueblos y otros.
Motivo también para constituir una sociedad europea y mercado común, que ejerce sus atribuciones en el siglo actual. Pero en aquellos tiempos primeros en que los hombres pimitivos habían dejado el tallado de la piedra, y las vasijas de barro cocido, para entrar en otra civilización cultural a impulsos de sus necesidades y desarrollos, las familias vivían en grupos y conflictos de poder. Lo mismo que ahora.
De manera que aquellos poderes, atribuidos como propios por los gobiernos, se ejercieron siempre en nombre del vocablo Estado, figura artificial; junto con otros poderes económicos privados productores de las cosas comestibles y artificiales surgidas con posterioridad. Ambos, han sido instauradores por su valor. Este consorcio de intereses y podres se necesitan, y precisan que los ciudadanos asuman su papel de consumidores para que la rueda económica no deje de girar. Dice Nietzsche: "...ese valor no le corresponde ni le correspondió ninguna realidad, sino que es sólo un síntoma de fuerza por parte de los instauradores de valor, una simplificación para la finalidad de la vida". (" El Nihilismo, pág. 65.).
En el marco de estos poderes anduvieron siempre todos los gobiernos. Durante la República española última que nos llevó a una guerra incivil, traicionada por sus mismos instauradores que la representaban, y sublevados los contrarios contra sus desmanes, con desmanes propios también, como en toda contienda bélica es costumbre tradicional, ("memoria histórica") sucedió un problema económico y diplomático entre los Estados Unidos y España:
Se trataba del proyecto de Ley sobre la Telefónica de 1931. Opinaba así Don Manuel Azaña el 6 de diciembre de 1932: "Consejo de Ministros. He citado más temprano, porque tenemos el mochuelo del proyecto del Tribunal de Garantías sin acabar. Examinamos hasta el artículo 50, despojándolo de todos los excesos que la comisión asesora había puesto en él; como lleva traza de no acabar nunca, convinimos en que mañana nos reuniremos en el Congreso Fernando, Albornoz, Carner y yo para terminarlo. Después, la Telefónica, informó de la situación, y leo los telegramas del embajador de España en Washington, transmitiendo las noticias allí recogidas, y la nota dada a la prensa por el secretario de Estado."
"Resulta que este tío no se ha enterado aún de que la presentación del proyecto de ley sobre la Telefónica es de fines de 1931, muy anterior a la ley de 20 de noviembre de 1932, sobre revisión de contratos de Telecomunicaciones, y discurre como si aquella ley pudiera aprobarse mañana. (Una de las cosas que ha habido que explicar al embajador es la diferencia entre un proyecto de ley del Gobierno y un dictamen de la comisión; el embajador no sabía que en las Cortes la discusión se hace sobre dictámenes, no sobre el proyecto mismo del Gobierno; con esta ignorancia se puede vivir muy bien, pero es inexcusable cuando afecta a un país con quien se discute."
El problema surge a los gobiernos de cualquier nación desde el momento que parece afectada alguna de las grandes empresas de servicios o productos, que intervienen en los mercados internacionales. Es lógico que protejan los intereses económicos privados, a su vez, intereses de las naciones, porque aumentan la economía de los estados, pero resulta menos moral, dentro de un derecho mismo, que tales beneficios estatales no se reflejen dignamente en erradicar la pobreza, y ayudar a las personas sin trabajo en la cuantía necesaria digna, refiriéndonos a los subsidios de desempleo y pensiones no contributivas.
La verdad de estos argumentos aplicados al conflicto sobre la Telefónica, se ratifica por motivos y actuaciones impropias realizadas por ambos gobiernos. Examinemos anotaciones de Don Manuel Azaña en sus Memorias: "4 de diciembre; ...mañana el secretario de Estado de Washington dará una nota a la prensa en extremo brutal, diciendo que le tiene sin cuidado lo que las Cortes y el Gobierno español acuerden..." "¿Qué esperarían? Se juntan aquí, además de la política del dólar, la torpeza de los representantes americanos."¡Se trataba sólo de una revisión del contrato y no una confiscación de la Empresa! ¡No fue como la amenaza de Nicolás Maduro, Presidente de Venezuela, cuando lanzó el "farol" de nacionalizar en su país a la empresa española de producción eléctrica Iberdrola¡
La política desde su principio parece ignorar que la imagen signo e idea, implica expresividad, qué ésta puede ser verbo, y el verbo es acción, capaz de matizar ideas concretas venidas por equivalencia de las cosas. Ver, es tanto como decir, y a la inversa, habida cuenta que no existen palabras sin representación mental.
Pero nos encontramos que muchos políticos utilizan un lenguaje metalógico usando de vocablos e ideas lógicas que no guardan relación entre entidad y objeto; que nada puede tener de realidad con el signo lógico, a no ser su repetición fonética. Esta forma de expresión constituye manera de decir, sin decir, ni comprometer nada lógico. Tratan de conmover los sentimiento añadiendo elementos nuevos de reflexión o suprimiendo otros.
La verdad lógica que los gobiernos eluden, a veces por motivos ajenos a sus propósitos, aparecen e influyen en los grupos sociales con interacción doble: derechos incumplidos y hostilidad instintiva. Porque las personas físicas, e incluso jurídicas, juzgan las actitudes y maneras de enjuiciar cuanto piensan y hacen los demás grupos, por lo que se deduce su necesidad de estar a la expectativa ocultando algo de la manera de ser propia en lo más profundo de la mente. La importancia de las reservas, o secretos, tiene correspondencia con el comportamiento de nuestra psíquis, tanto en el orden individual, y social, como profesional y político.
Factores sociales todos, o casi todos, que influyen, más o menos directamente, en el equilibrio psicobiológico, aunque esto no guste a los sociólogos: La superpoblación; la tensión; los conflictos sociales; las necesidades surgidas de una economía confusa; los crímenes bélicos en nombre de una razón perturbada; los problemas de inflación económica; el proceso de indefensión del hombre frente a la máquina que él mismo ha construido, constituyen un sistema de coacción social que promueve angustia; pérdida de intimidad; e independencia preventiva transitoria, lo cual aunque parezca mentira, influye en el aumento de abortos, suicidios, e inadaptaciones, por agresión de los componentes vitales.
Hechos que afectan inclusive a usos y costumbres. Citaremos a la "moda" como uno de sus síntomas. Concordancia que no es utopía, toda vez que se nos muestra como circunstancial y ajena a las demás signos externos, y sin embargo, contiene factores sexuales evidentes, porque el ser humano contiene actividad compleja organizada en una totalidad indisoluble, por lo que el mundo de sus conocimientos exteriores y el mundo interior están en interacción constante y mantiene equilibrio.
Influyó en los grupos sociales, y a través de ellos, los pueblos invasores aportaron su acervo cultural dotando de estética el vestido, sin que por ello se deteriorara su función protectora de cubrir el cuerpo de las inclemencias del clima. Esta manera inteligente de comportamiento, fue sustituida por la forma más agradable de aceptación social posible. Circunstancia que implicó a los estratos sociales a una transformación de costumbres.
De manera que aquellos poderes, atribuidos como propios por los gobiernos, se ejercieron siempre en nombre del vocablo Estado, figura artificial; junto con otros poderes económicos privados productores de las cosas comestibles y artificiales surgidas con posterioridad. Ambos, han sido instauradores por su valor. Este consorcio de intereses y podres se necesitan, y precisan que los ciudadanos asuman su papel de consumidores para que la rueda económica no deje de girar. Dice Nietzsche: "...ese valor no le corresponde ni le correspondió ninguna realidad, sino que es sólo un síntoma de fuerza por parte de los instauradores de valor, una simplificación para la finalidad de la vida". (" El Nihilismo, pág. 65.).
En el marco de estos poderes anduvieron siempre todos los gobiernos. Durante la República española última que nos llevó a una guerra incivil, traicionada por sus mismos instauradores que la representaban, y sublevados los contrarios contra sus desmanes, con desmanes propios también, como en toda contienda bélica es costumbre tradicional, ("memoria histórica") sucedió un problema económico y diplomático entre los Estados Unidos y España:
Se trataba del proyecto de Ley sobre la Telefónica de 1931. Opinaba así Don Manuel Azaña el 6 de diciembre de 1932: "Consejo de Ministros. He citado más temprano, porque tenemos el mochuelo del proyecto del Tribunal de Garantías sin acabar. Examinamos hasta el artículo 50, despojándolo de todos los excesos que la comisión asesora había puesto en él; como lleva traza de no acabar nunca, convinimos en que mañana nos reuniremos en el Congreso Fernando, Albornoz, Carner y yo para terminarlo. Después, la Telefónica, informó de la situación, y leo los telegramas del embajador de España en Washington, transmitiendo las noticias allí recogidas, y la nota dada a la prensa por el secretario de Estado."
"Resulta que este tío no se ha enterado aún de que la presentación del proyecto de ley sobre la Telefónica es de fines de 1931, muy anterior a la ley de 20 de noviembre de 1932, sobre revisión de contratos de Telecomunicaciones, y discurre como si aquella ley pudiera aprobarse mañana. (Una de las cosas que ha habido que explicar al embajador es la diferencia entre un proyecto de ley del Gobierno y un dictamen de la comisión; el embajador no sabía que en las Cortes la discusión se hace sobre dictámenes, no sobre el proyecto mismo del Gobierno; con esta ignorancia se puede vivir muy bien, pero es inexcusable cuando afecta a un país con quien se discute."
El problema surge a los gobiernos de cualquier nación desde el momento que parece afectada alguna de las grandes empresas de servicios o productos, que intervienen en los mercados internacionales. Es lógico que protejan los intereses económicos privados, a su vez, intereses de las naciones, porque aumentan la economía de los estados, pero resulta menos moral, dentro de un derecho mismo, que tales beneficios estatales no se reflejen dignamente en erradicar la pobreza, y ayudar a las personas sin trabajo en la cuantía necesaria digna, refiriéndonos a los subsidios de desempleo y pensiones no contributivas.
La verdad de estos argumentos aplicados al conflicto sobre la Telefónica, se ratifica por motivos y actuaciones impropias realizadas por ambos gobiernos. Examinemos anotaciones de Don Manuel Azaña en sus Memorias: "4 de diciembre; ...mañana el secretario de Estado de Washington dará una nota a la prensa en extremo brutal, diciendo que le tiene sin cuidado lo que las Cortes y el Gobierno español acuerden..." "¿Qué esperarían? Se juntan aquí, además de la política del dólar, la torpeza de los representantes americanos."¡Se trataba sólo de una revisión del contrato y no una confiscación de la Empresa! ¡No fue como la amenaza de Nicolás Maduro, Presidente de Venezuela, cuando lanzó el "farol" de nacionalizar en su país a la empresa española de producción eléctrica Iberdrola¡
La política desde su principio parece ignorar que la imagen signo e idea, implica expresividad, qué ésta puede ser verbo, y el verbo es acción, capaz de matizar ideas concretas venidas por equivalencia de las cosas. Ver, es tanto como decir, y a la inversa, habida cuenta que no existen palabras sin representación mental.
Pero nos encontramos que muchos políticos utilizan un lenguaje metalógico usando de vocablos e ideas lógicas que no guardan relación entre entidad y objeto; que nada puede tener de realidad con el signo lógico, a no ser su repetición fonética. Esta forma de expresión constituye manera de decir, sin decir, ni comprometer nada lógico. Tratan de conmover los sentimiento añadiendo elementos nuevos de reflexión o suprimiendo otros.
La verdad lógica que los gobiernos eluden, a veces por motivos ajenos a sus propósitos, aparecen e influyen en los grupos sociales con interacción doble: derechos incumplidos y hostilidad instintiva. Porque las personas físicas, e incluso jurídicas, juzgan las actitudes y maneras de enjuiciar cuanto piensan y hacen los demás grupos, por lo que se deduce su necesidad de estar a la expectativa ocultando algo de la manera de ser propia en lo más profundo de la mente. La importancia de las reservas, o secretos, tiene correspondencia con el comportamiento de nuestra psíquis, tanto en el orden individual, y social, como profesional y político.
Factores sociales todos, o casi todos, que influyen, más o menos directamente, en el equilibrio psicobiológico, aunque esto no guste a los sociólogos: La superpoblación; la tensión; los conflictos sociales; las necesidades surgidas de una economía confusa; los crímenes bélicos en nombre de una razón perturbada; los problemas de inflación económica; el proceso de indefensión del hombre frente a la máquina que él mismo ha construido, constituyen un sistema de coacción social que promueve angustia; pérdida de intimidad; e independencia preventiva transitoria, lo cual aunque parezca mentira, influye en el aumento de abortos, suicidios, e inadaptaciones, por agresión de los componentes vitales.
Hechos que afectan inclusive a usos y costumbres. Citaremos a la "moda" como uno de sus síntomas. Concordancia que no es utopía, toda vez que se nos muestra como circunstancial y ajena a las demás signos externos, y sin embargo, contiene factores sexuales evidentes, porque el ser humano contiene actividad compleja organizada en una totalidad indisoluble, por lo que el mundo de sus conocimientos exteriores y el mundo interior están en interacción constante y mantiene equilibrio.
Influyó en los grupos sociales, y a través de ellos, los pueblos invasores aportaron su acervo cultural dotando de estética el vestido, sin que por ello se deteriorara su función protectora de cubrir el cuerpo de las inclemencias del clima. Esta manera inteligente de comportamiento, fue sustituida por la forma más agradable de aceptación social posible. Circunstancia que implicó a los estratos sociales a una transformación de costumbres.

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